lunes, 19 de abril de 2010

FEMME FATALE

Una mujer fatal es un personaje tipo, normalmente una villana que usa el maligno poder de la sexualidad para atrapar al desventurado héroe. Es una traducción de la expresión francesa femme fatale, ‘mujer mortífera’. Se la suele representar como sexualmente insaciable. Aunque suele ser malvada, también hay mujeres fatales que en algunas historias hacen de antiheroínas e incluso de heroínas. En la actualidad el arquetipo suele ser visto como un personaje que constantemente cruza la línea entre la bondad y la maldad, actuando sin escrúpulos sea cual sea su lealtad.Las mujeres fatales han existido, en una u otra forma, en la mitología y el folclore en prácticamente todas las culturas. Entre los primeros ejemplos están la diosa sumeria Ishtar y la bíblica Dalila. La mujer fatal se hizo omnipresente en la cultura occidental a finales del siglo XIX y principios del XX y aparece en las obras de Oscar Wilde, Edvard Munch y Gustav Klimt entre otros. Algunos consideran esta popularización como una reacción a los movimientos feministas y al cambio de roles de la mujer en el tiempo. Con la introducción del cine negro en los años 1940, la mujer fatal empezó a florecer en la cultura pop, apareciendo en thrillers de espionaje e historietas como "The Spirit" de Will Eisner, o "Terry y los piratas" de Milton Caniff. Y es que la femme fatale se sirve del universo femenino de las apariencias para desplegar su poder devastador: primero bajo un aspecto amable, repetidas caras de ángel –Jean Simmons, pero también la Gene Tierney de "Que el cielo la juzgue" o la Jane Greer de "Retorno al pasado"- demoran, inquietas, el momento de hacer emerger el rostro negativo, la parte devastadora que se esconde tras cada gesto domesticado. Pero la ambigüedad en cada gesto impera entre estas criaturas, siempre ambivalentes, siempre sorprendentes, tal y como se expresa la imagen del rostro dividido de Gloria Grahame en "Los sobornados", donde, en sibilina cortesia de Fritz Lang, la parte cicatrizada impulsa la bondad del personaje.En el mundo anglosajón, la mujer fatal es con frecuencia de origen extranjero.Con frecuencia se la retrata como una especie de vampiro sexual, cuyos oscuros apetitos se creía que eran capaces de arrebatar la virilidad y la independencia de sus amantes, convirtiéndolos en una máscara vacía de sí mismos. Sólo escapando de sus abrazos podía rescatarse al héroe. En este sentido, en la jerga estadounidense antigua se solía llamar a las mujeres fatales vamps, una palabra asociada con las modas de los años 1920. El término vamp era un apócope de vampire, ‘vampiro’, llamado así porque los personajes extraían la vida de sus víctimas no necesariamente bebiendo su sangre sino mediante explotación sexual y económica. Un retrato clásico de mujer fatal fue el personaje de Justine en "El cuarteto de Alejandría" de Lawrence Durrell.En la ópera y el teatro musical, la mujer fatal suele ser interpretada por una mezzosoprano dramática y es a veces contraste o la enemiga de la ingenua o la dama en apuros.
Algunos argumentan que este personaje tiene su contrapartida masculina. Algunos ejemplos podrían ser Heathcliff de "Cumbres Borrascosas" o muchos de los héroes de los libros de Lord Byron.Las ninjas femeninas, llamadas "Kunoichi", representadas en incontables ocasiones, son famosas y legendarias por ser entrenadas con métodos propios de las mujeres fatales, usando su sexualidad con la misma fluidez que sus mortíferas habilidades para asesinar.
Burt Lancaster, en la última escena de "El abrazo de la muerte", configura, quizás, la imagen más impactante de la masculinidad atrapada por los elementos nefastos de la feminidad acuática: entre una dúctil mujer fatal y una imperturbable masa oceánica, en una casa que da al mar, está anudado a la inmovilidad por el abrazo de Yvonne De Carlo: Burt Lancaster muere atrapado en la mujer fatal y es también minimizado por la presencia mayestática del mar que, a su espalda, se alza oscuro y amenazador.

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