viernes, 11 de febrero de 2011

ROMY SCHNEIDER


Romy Schneider, álter ego de la emperatriz "Sissi" de Austria en la gran pantalla, resucita en el Museo del Cine y la Televisión de Berlín, a través de una muestra única, que recorre todos los capítulos de su biografía, tan trágica y pasional como en la ficción.
Compuesta por más de 270 objetos y efectos personales de la intérprete, la exposición "Romy Schneider. Viena - Berlín - París" pretende descubrir la cara oculta de la que fue una de las actrices europeas más prolíficas del siglo XX, desde sus inicios tempranos, hasta su muerte prematura por un ataque al corazón con sólo 44años.
Carteles y escenas de filmes como "Katja" (1959) o "Boccaccio ´70" (1961), fotografías de rodajes que compartió con Curd Jürgens o Alain Delon, entre otros, y hasta fragmentos de guiones como el de "Muchachas de uniforme" (1958) justifican el trabajo de una mujer, que consiguió aparecer en más de 50 películas, en tan sólo 27 años.
La muestra se centra, no obstante, en la faceta más íntima de la actriz a través de multitud de fotografías de archivo en las que aparece rodeada por sus familiares, en especial de su madre, Magda, sus numerosos galanes, o celebridades como Woody Allen o Willy Brandt. Algunos autógrafos, joyas, e incluso cartas que la propia Schneider mandó a algunos colegas de profesión como María Schell o Marlene Dietrich completan la colección.
Entre los enseres más llamativos, destacan además algunos trajes originales, como aquél de lentejuelas plateadas que vistió Schneider ante las cámaras en "Testimonio de Mujer" (1982) u otros que pertenecieron a la joven emperatriz "Sissi", según dijo hoy en rueda de prensa la comisaria de la exposición, Daniela Sannwald.
Nacida en septiembre de 1938, fruto del matrimonio de actores formado por Magda Schneider y Wolf Albach-Retty, Romy Schneider debutó por primera vez en el cine con apenas 15 años, con un papel en el filme de Hans Deppe "Lilas Blancas", del que se exhiben varias escenas en vídeo. Aquella aparición le supuso el motor definitivo de su carrera, dirigida y marcada siempre por la sombra de su madre, ya que, dos años después, el cineasta austríaco Ernst Marischka le propuso protagonizar la trilogía cinematográfica "Sissi", inspirada en la princesa bávara Elisabeth, casada con el Emperador Francisco José. Pero la ambiciosa Romy Schneider pronto se cansó de dar vida a la enternecedora "Sissi" y decidió abrirse nuevas puertas, con la ayuda de su amante por aquél entonces, el ya afamado actor Alain Delon, con el que luego protagonizaría tórridas escenas en "La piscina" (1968), dirigida por Jacques Deray.
En lo sentimental, tal como reflejan las instantáneas que pueden verse en la muestra, el imán de Romy Schneider con los hombres parecía algo indiscutible. Sin embargo, ella nunca logró alcanzar la estabilidad, pues rompió sus dos matrimonios, tanto el de Harry Meyen, padre de su hijo David Christopher Haubenstock, como el de Daniel Biasini. Muchas voces hablan de grandes paralelismos entre su vida real y sus personajes, especialmente con los de mujeres devastadas psicológicamente y con problemas de adicción al alcohol y las pastillas, como las que encarnó en "Mado" en el 76. Ya sea rumor o realidad, el caso es que tras la muerte accidental de su hijo David en su propia casa, Romy Schneider perdió la motivación que le quedaba y, tras haber sido operada de los riñones, murió a causa de un fallo cardíaco en París en 1982. "Es demasiado"; así se refirió la actriz en una de las cartas que se exponen, dirigida a su querida Marlene Dietrich, al acoso mediático que tanto la agotaba, sobre todo después de interpretar su último papel en "Testimonio de Mujer", de J. Rouffio.
"Romy Schneider. Viena - Berlín - París" podrá visitarse en el Museo del Cine y la Televisión, situado en la parte occidental de la capital alemana, desde mañana y hasta el próximo 30 de mayo de 2010.

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