miércoles, 19 de septiembre de 2012

EL CINE NEGRO AMERICANO

El cine negro es fundamentalmente un estilo visual. Poseía también sus sonidos característicos, normalmente una banda sonora realista, llena de sonidos urbanos y de música de jazz, pero lo que realmente define al cine negro son sus imágenes. La lluvia que cae de noche sobre las calles de la ciudad reflejada en las aceras por la débil luz de las farolas, las luces de neón de los antros nocturnos, la oscuridad y el humo que no deja ver nada, las composiciones angulares que dan la sensación de presión y claustrofobia, las marcadas sombras que dotan de un ambiente siniestro a la atmósfera; y la noche omnipresente y amenazadora donde los personajes se mueven y viven como si sus oscuras motivaciones y secretas culpas no resistieran el examen de la luz del día.
Con la incorporación del sonido en 1927, el cine adquiere nuevas dimensiones expresivas nunca antes imaginadas, dotando a las películas de mayor realismo y posibilitando incluir una banda sonora a los turbulentos años que vivía América. Las novelas pulp, los cómics y el primer cine de gangsters, junto con la novela negra, establecen las bases argumentales del futuro cine negro. Películas como La ley del hampa (Underworld, 1927), de Josef von Sternberg y Arthur Rosson, Scarface, el terror del hampa (Scarface, 1932), de Howard Hawks, o Hampa dorada (Little Caesar, 1930), de Mervyn LeRoy, ya reflejan la corrupción y los asesinatos a los que más tarde el cine negro volverá, pero aún manteniendo un esquema argumental muy sencillo y lineal, basado en el auge y caída de los gangsters.La realidad histórica también influye en la temática del cine negro. Las dos guerras mundiales, el crack de 1929, la incorporación de la mujer al trabajo, la emigración a las grandes ciudades, la paranoia política, el derrumbamiento general de los valores y de los papeles sexuales y económicos aceptados y la Ley Volsted (1919-1933), que prohibe el consumo de bebidas alcohólicas y genera un mercado negro que rápidamente es explotado, con la consiguiente corrupción, violencia y enriquecimiento rápido, por el nuevo self made man, el gangster, como lo reflejan películas como la citada Hampa dorada o The Roaring Twenties [tv/vd: Los violentos años 20, 1939], de Raoul Walsh. Las primeras manifestaciones del estilo negro se dieron por lo tanto a comienzos de la década de los 40, y muchos críticos toman El Halcón Maltés (The Maltese Falcon, 1941), de John Huston, como la primera película que abre el ciclo, que vivirá su periodo clásico durante esta década, para prolongarse hasta la de los 50 y terminar con Sed de Mal (Touch of Evil, 1958), de Orson Welles, como última obra puramente negra, para poco a poco difuminarse en otros géneros como el policiaco o el thriller criminal.
la estética de influencia expresionista es un elemento omnipresente en estas películas, y lo podemos apreciar en las luces y las sombras remarcadas, los planos picados y contrapicados, la configuración de los escenarios.... que nos recuerdan a M - El vampiro de Düsseldorf (M - Eine Stadt sucht einen Mörder, 1931) de Fritz Lang o El Gabinete del doctor Caligari (Das Kabinett des Dr. Caligari, 1920) de Robert Wiene. También los personajes estereotipados, como los detectives privados que vemos en películas como El Halcón Maltés o El sueño eterno (The Big Sleep, 1946), de Howard Hawks, las mujeres fatales de Perdición (Double Indemnity, 1944), de Billy Wilder, o La mujer del cuadro (The Woman in the Window, 1944), de Fritz Lang, los gangsters, etc., personajes siempre al margen de la ley, con conductas no siempre morales, ambiguos como la propia vida, con diálogos cortantes, cínicos y secos Otro característica fundamental es la presencia de la muerte y la violencia como eje dramático, una muerte, además, que perseguirá a los personajes de forma implacable, hasta consumar su destino del que no podrán huir (el fatum), de ahí el frecuente uso del flashback como elemento narrativo, entre otras cosas, porque lo que menos importa es la resolución de las acciones, ya que lo realmente transcendente son las turbias motivaciones que han llevado al asesinato o a la traición a ese personaje, unas veces impulsado por el contexto social a delinquir y otras simplemente arrastrado de forma involuntaria, por el amor de una mujer araña, al delito con tintes de pesadilla para su hasta entonces tranquila vida, como podemos ver en La mujer en el cuadro o en Perversidad (Scarlett Street, 1945), ambas dirigidas por el genial Fritz Lang.
La fuente primaria para los argumentos de los clásicos del cine negro fueron los thrillers americanos de detectives y crímenes, que se popularizaron en revistas como Black Mask y que se vio liderada por escritores como Dashiell Hammett y James M. Cain. Muchos de los clásicos del cine negro, como El halcón maltés y La llave de cristal (1942) estaban basados en novelas de Hammett, y las obras de Cain sirvieron a su vez como base para Perdición (Double Indemnity, 1944), Alma en suplicio (Mildred Pierce, 1945), El cartero siempre llama dos veces (1946), y Ligeramente escarlata (Slightly Scarlet, 1956; adaptada de la novela Love's Lovely Counterfeit). También una década antes de comenzar la época clásica del cine negro, una de las historias de Hammett vio la luz en el melodrama Las calles de la ciudad (City Streets, 1931), dirigido por Rouben Mamoulian. El escritor Raymond Chandler, que debutó como novelista con El sueño eterno en 1939,rápidamente se convirtió en el autor más popular de novela negra, y muchas de sus obras fueron llevadas a la pantalla, como Historia de un detective (Murder, My Sweet, 1944; adaptada de la novela Farewell, My Lovely), El sueño eterno (1946), y La dama del lago (1947). Chandler fue también uno de los más importantes guionistas del género, trabajando en los guiones de películas como Perdición, La dalia azul (1946), y Pacto siniestro (Extraños en un tren) (1951). Otro importante autor de novela negra que sirvió como fuente para muchas películas del género negro fue W. R. Burnett, cuya primera novela Little Caesar, fue llevada al cine convirtiéndose en un éxito por la Warner Bros. en 1931. Al año siguiente, Burnett fue contratado para escribir el guion de Scarface, mientras una de sus historias servía como base para El monstruo de la ciudad (Beast of the City, 1933). Ya durante la época dorada del cine negro, siete de sus novelas fueros llevadas al cine, entre ellas las más conocidas son El último refugio (High Sierra, 1941), This Gun for Hire (1942), y La jungla de asfalto (1950).

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