domingo, 9 de septiembre de 2012

LA NOVELA PULP

La traducción de “Pulp” debemos tomarla metafóricamente pues en Norteamérica popularmente se le denominó así a las historietas y revistas de relatos que generalmente trataban temas policiales, de ciencia ficción, terror e incluso macabros, cuando tenemos autores que van más allá del género anterior, como Lovecraft.El nombre también se da por el papel en el que se publicaban estas historias, amarillento y bastante rústico, que aún hoy podemos encontrar en viejas librerías o en mercadillos entre otros sitios especializados, o tiendas online.
Si bien podemos adquirirlas a bajo costo, hoy día muchas son de “colección”, con lo que su precio puede variar aleatoriamente. En sus inicios eran de venta muy económica, eso en parte por los autores que allí escribían, que en la mayoría de los casos no les conocía nadie. O al menos no eran tan famosos como en nuestro tiempo. Hablamos de escritores de la talla de Isaac Asimov, Ray Bradbury, Joseph Conrad, Arthur Conan Doyle, Jack London, Lovecraft, Zane Grey, Mark Twain, H.G. Wells, Tennessee Williams o Robert Bloch. Pues sí, en algún momento de sus vidas, también fueron completos desconocidos… Muchos de ellos escritores nóveles que comenzaban a dar sus primeros pasos buscando la fama, o bien en algunos casos, ya consagrados que decidían participar de estas historietas.
En cierto modo, también la ciencia-ficción popular de los bolsilibros y novelas de a duro es ciencia-ficción pop, y de hecho la génesis de ambas es contemporánea en el tiempo. Al menos en España. Durante los años 50 y 60 ambas manifestaciones culturales corrieron de la mano, la música pop forjándose y naciendo principalmente en los países anglosajones de la mano de una generación para la que la Segunda Guerra Mundial era un aburrido tema de conversación de los adultos, las novelas de a duro tomando carta de naturaleza desde kioskos y tiendas de intercambio en aquella España gris y tecnocrática, necesitada de evasión ante la miseria económica, política y cultural de la época. Aquella ciencia-ficción española poco tenía que ver con las tendencias del la New Wave, estaba directamente emparentada con el pulp de veinte años antes (hasta para eso las cosas llegaban con retraso a España) y como él era alegre y vitalista, con un alto componente naïf y toda una serie de autores encadenados a una forma de fabricar literatura y entender el mercado editorial.

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