PELICULA: FRANKESTEIN CREÓ A LA MUJER . 1967. Dirección: Terence Fisher.
Intérpretes: Peter Cushing, Susan Denberg, Thorley Walters, Robert Morris. El barón Frankenstein (Peter Cushing), junto con la ayuda del Dr.
Hertz (Thorley Walters), halla la forma de capturar el alma de un cuerpo
sin vida para implantarla en otro.
El joven Hans (Robert Morris), ayudante del barón, está enamorado de
Christina (Susan Denberg) una chica deforme cuyo padre se opone a la
relación. Tras el asesinato de este, Hans será acusado injustamente y
guillotinado, lo que provocará el suicidio de su amada. Situación que
permitirá a Frankenstein transferir el alma de Hans al cuerpo de
Christina.
Infravalorada y singular obra de la Hammer, que supone la tercera
entrega de la pentalogía que Fisher dedicó al mito creado por Mary
Shelley. Más compleja que sus predecesoras, la cinta que nos ocupa
mezcla con maestría el patetismo y el terror, en una de esas historias
de amor trágico que tan bien se le daban al maestro británico (otros
ejemplos serían “La maldición del hombre lobo” y “La gorgona”).
En la película se distinguen dos partes claramente diferenciadas, la
primera es una hermosa y conmovedora historia de amor entre dos seres
marginados, uno por su horrible aspecto, y el otro por su condición de
hijo de un ajusticiado. En esta parte, Fisher incide en la desigualdad y
prejuicios sociales como origen de la posterior tragedia. Tras la
muerte de los enamorados se inicia el segundo acto del filme, en el que
tras la intervención de Frankenstein, la “nueva” y sensual Christina,
instigada por el alma de su querido Hans, se vengará de los verdaderos
culpables del comentado drama.
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